Desnudo sobre las sábanas pienso,
cierro los ojos y te recuerdo.
Mis entrañas piden auxilio y
mis ganas desahogo.
Un sudor denso abrillanta mi piel
cuando el aire del omnipresente ventilador
eriza el bello de mis brazos.
Rememoro aquella primera noche que disfrutamos juntos
mientras los aviones aterrizaban en la lejanía.
El olor fresco de tu piel acude a mí en el preciso instante
que sacudidas de placer recorren mi cuerpo,
sólo entonces abres tus profundos balcones castaños
y me transmites a través lo mucho que disfrutas a mi lado.
Primero me ocupo de mí.
Después escribo.
ches.
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