sábado, 21 de abril de 2012

DESCUBRIENDO MONSTRUOS




Xoel  y sus papás habían dejado de vivir en la ciudad y se habían ido a vivir a un pueblito pequeñito en un valle rodeado de muchas y muy altas montañas. Un sitio de esos con un río cantarín lleno de rocas y piedras redondas, donde los árboles eran más grandes que las casas y en el cual los animales andaban por las calles igual que las personas. Ahora un señor mayor con zapatos de madera que hacían música al andar cloc, clac…cloc, clac, ahora un rebaño de vacas con su pausado y rítmico caminar.

Llegaron un atardecer y entonces la vio, alta, delgada y vieja muy vieja. La casa que sus papás habían comprado. Que te parece Xoel? Le preguntaron los dos a la vez. No me gusta es fea, contestó él. En realidad le asustaba y cuando entró le asustó mas. Los techos eran muy altos, todo el suelo de madera vieja, y los muebles muy antiguos. Por eso enseguida se fue a la calle a entretenerse buscando amigos.

Su primera noche en la casa fue horrible. Acuchaba ruidos de aullidos como estos AUUUUHHHHH!!!! Entonces se tapaba hasta la cabeza con las mantas de la cama. Mas tarde escuchaba  quejidos tipo ÑIIIIEEEEEEEEEE!!! Eso todavía lo asustaba más. Y lo que mas le asustó fue un terrible ruido de cadenas arrastrando por el techo. El pobre Xoel no pegó ojo en toda la noche.

El día siguiente lo pasó entero jugando por todo el pueblo haciendo nuevos amigos.  A Xoel  las vacas le fascinaron, y también los perros que estaban sueltos por la calle y jugaban con los niños.  Así se le pasó el día y llegó de nuevo la noche. La segunda noche volvió a escuchar perfectamente todos los ruidos y tampoco pudo dormir.

El segundo día, estaba muy cansado y apenas pudo salir, no tenía fuerzas y se dormía de pie.

El papá de Xoel le preguntó que le pasaba, y él le dijo que tenía sueño. Pues cuando uno tiene sueño tiene que dormir insistió el padre. Pero Xoel no se atrevió a contarle a su padre sus miedos nocturnos. Se fue a dormir. Al rato el padre fue a la habitación y se encontró con Xoel debajo de las sabanas escondido y temblando.

Pero hijo que te pasa?

Papá en esta casa hay fantasmas, y salen por las noches cuando me acuesto en la cama.

Y tu como lo sabes hijo?

Porque los he oído, hacen AUUUUHHHHH!!!!!, también a veces NIIIIEEEEEEE!!! Arriba en el techo, y otras veces arrastran cadenas.

El papá se quedó atónito y sin palabras, recapacitó, pensó y luego le propuso a Xoel lo siguiente:

Si te muestro los fantasmas y te los presento dejarás de tenerles miedo?

Pero papá tú los conoces?

Claro hijo, yo también fui pequeño y escuchaba fantasmas.

Vale papá, pero sólo iré contigo si me das la mano.

El papá cogió la mano de Xoel y este la apretó deseando que su papá le protegiese de los fantasmas que habitaban aquella vieja casa.

Salieron de la habitación y se acercaron a las escaleras que subían al segundo piso de la casa, en el medio de las escaleras había una ventana. Xoel pudo ver a un fantasma meciéndose allí en las escaleras, era blanco y no paraba de moverse y de aullar  AUUUUHHHHHH!!!!

Mira papá hay está el fantasma dijo Xoel aterrado escondiéndose detrás de las piernas de su padre.

Ese es tu fantasma hijo? Preguntó el padre mientras se reía fuerte JAJAJAJA. Xoel no entendía como su padre ante el terrible y peligroso hecho de observar un fantasma se entretenía en reír y reír y no parar de reír.

Tranquilo amor, yo acabaré con él, dicho lo cual se dirigió directamente a donde estaba el fantasma, iba a por él, que papá tan valiente. Lo cogió con ambas manos y le dijo a Xoel ven y observa tu fantasma. Xoel sorprendido y todavía asustado fue hasta donde su padre tenía preso al fantasma. Al acercarse pudo ver que lo que su padre tenía entre las manos no era un fantasma sino la cortina de la ventana de las escaleras que estaba abierta. Su padre le explicó, al entrar el viento por la ventana movía la cortina y que a él le había  parecido un fantasma, y ese mismo viento al pasar por las habitaciones de la casa sonaba como una aullido, tal y como él lo había escuchado esas  noches.

Resuelto el primer misterio le pidió a Xoel  que le siguiese al segundo piso de la casa. Xoel se aferró de la mano de su padre y le acompañó hasta el segundo piso.

 Hay está tu segundo fantasma hijo.

Papá, aquí no hay nada.

Mira el suelo, de que está hecho?

De maderas viejas y clavos. Contestó Xoel.

Pues que sepas que la madera en invierno con el frío se contrae es decir que se hace más pequeña, pero en verano como ahora, se expande, es decir se hace mas grande, y así chocan y rozan unas piezas con otras, y no paran de hacer ruido tipo ÑIIIIAAAA!!!!

Vale papá ahora lo entiendo, gracias.

Sólo nos falta conocer tu tercer fantasma, para ello tendremos que subir al desván. De nuevo de la mano de su padre Xoel acompañó a este hasta el desván. Este era un cuarto en lo alto de la casa, justo bajo el tejado, con las paredes inclinadas y lleno de trastos. Había cabeceros de camas, muebles, bicicletas muy viejas, espejos y muchas cosas más. Lo más curioso eran dos armaduras de metal como las de los caballeros de las películas que tanto le gustaban a Xoel.

SE soltó de la mano de su padre y fue directo a coger una para ponérsela, pero para sorpresa y susto de Xoel y de su padre, la armadura comenzó a moverse y a hacer ruido, como de metal rozando contra el suelo.

AHHHH!!! Gritó Xoel.

NO temas que yo estoy contigo, dijo su padre. Aunque en realidad también se había llevado un buen susto.

Con decisión el padre cogió la armadura y la levantó, y allí en el suelo apareció ante sus ojos una familia de ratones, estaban la mamá y el papá ratón, y en un nido hecho con hilos están 6 pequeñísimos ratoncitos apenas recién nacidos.

Mira Xoel, aquí tienes a tus fantasmas. Dijo el papá con una voz aterciopelada mientras cogía a unos de los cachorros y se lo mostraba a Xoel.

Este observaba embobado y atónito a los recién nacidos, no entendía como unos animalitos tan bonitos y tan pequeños le habían podido asustar tanto.

Papá prometo no volver a asustarme.

No lo hagas hijo por que por supuesto te volverás a asustar, quieres que te confiese algo? Preguntó en voz bajita el padre.

Si papi.

Yo también me asusté cuando se movió la armadura. Pero lo mejor contra el miedo es pensar en cosas divertidas, por que el miedo te hace más débil y pequeñito. Cuanto mas te ríes más grande te vuelves y haces más pequeño al miedo. Si alguna vez un fantasma te asustan, piensa en ellos haciendo el ridículo, quítale la sabana al fantasma y déjalo desnudo, o ponle gafas de sol al monstruo y nariz de payaso, ya verás como en vez de miedo al final te divierten.


Y desde aquel día Xoel vivió feliz en el pueblo y nunca mas necesitó a alguien que descubriese  fantasmas por él, pero aun así le encantaba jugar con su padre a convertir en ridículos los miedos que juntos afrontaban.


Chesbm. 
Escucharte decir "te quiero papá" para luego inmediatamente caer fulminado en brazos de morfeo tras escucharme relatar el cuento es orgullo de padre.

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